Para los jóvenes que están atravesando la transición a la adultez, encontrar un trabajo estable y satisfactorio, y aprender a vivir en forma independiente, es un gran desafío. Sin embargo, para aquellos que tienen problemas de aprendizaje y para sus padres, puede llegar a ser especialmente desalentador. Por lo tanto, delinear planes y objetivos específicos para la transición es una de las tareas que usted y su adolescente emprenderán juntos.

En este artículo, le ofrecemos una introducción al proceso de transición, incluyendo la función de los padres, del adolescente y de la escuela, algunos componentes esenciales de la transición, y lo que nos dicen las investigaciones sobre los adultos con problemas de aprendizaje que alcanzaron el éxito. En artículos posteriores sobre la transición, examinaremos el asunto en mayor profundidad consultando a los expertos en este campo, para compartir su conocimiento e ideas en tipos específicos de transiciones, tales como:

  • La transición a la vida laboral (incluyendo la militar)
  • La transición a la universidad (dos años o cuatro años) o a la formación profesional
  • La transición a una vida independiente (el manejo del dinero y del tiempo, el mantenimiento de una vivienda, el cuidado de sus necesidades de salud, etc.)

No importa qué camino planee seguir su hijo luego de la escuela secundaria, usted puede ayudarlo a establecer las bases para que la  transición sea un éxito:

  • Comenzando temprano el proceso de transición
  • Alentando a su hijo a participar lo máximo posible
  • Adoptando una actitud de altas expectativas, en donde exista un equilibrio entre la apertura y la flexibilidad sobre las estrategias y los objetivos de la transición
  • Ayudando a su hijo para que aprenda cuáles son sus derechos de acuerdo a la ley federal y cómo defenderse en la enseñanza superior y en la vida laboral
  • Ayudando a que su hijo se vuelva más independiente en las tareas de la transición

Por qué durante la transición son importantes la evaluación, los planes y los objetivos

La importancia de evaluar las necesidades de la transición, de establecer objetivos para la transición y el planeamiento sobre cómo alcanzar esos objetivos se vuelve clara cuando analizamos las investigaciones sobre el rendimiento de adultos jóvenes con problemas de atención y aprendizaje en la escuela secundaria, en la educación o la capacitación posterior a la escuela secundaria, y en el trabajo.

  • Un informe de 1999 indica que el 14 % de todos los jóvenes en el país, de 18 años de edad o mayores, no se graduó de la escuela secundaria. Sin embargo, se calcula que el 36 % de esos abandonos fue de estudiantes que tenían problemas de aprendizaje. No es sorprendente, que el porcentaje de desempleo entre aquellos que abandonaron la escuela secundaria sean un 40% más alto que en el caso de los que completaron la escuela secundaria.  (Fuente: Centro Nacional de Estadísticas Educativas, 1999)
  • Se pronostica que, para el año 2006, 18 de las 25 ocupaciones principales que alcanzarán un crecimiento mayor y más rápido, con mejores sueldos y bajo nivel de desempleo exigirán, como mínimo, una licenciatura o bachillerato.  (Fuente: Oficina de Estadísticas Laborales, 1999)
  • A pesar de que el porcentaje de estudiantes con discapacidades de aprendizaje inscriptos en universidades o facultades públicas e independientes con programas de cuatro años de duración, aumentó del 1% en el año 1998 al 2,4% en el año 2000, todavía representa una proporción muy pequeña. “Mientras que los porcentajes de admisión de estudiantes con DA son bajos, la cantidad de esos estudiantes se está incrementando cada año en forma constante”, dice el Dr. Loring Brickerhoff, Director de la Oficina de Políticas para Personas con Discapacidad (en inglés, Office of Disability Policy) en el Servicio de Evaluación Educativa (en inglés, Educational Testing Service). “Pienso que hoy en día, el personal de admisión de las universidades pone menos objeciones de las que ponía hace 5 años, para aceptar un estudiante con DA, que sino fuera por ello lo considerarían apto”.

Según James R. Patton y Caroline Dunn2 (1998), ya sea que su hijo busque una formación profesional, educación superior o un empleo (o una combinación de ambos) al finalizar la escuela secundaria, hay tres factores esenciales que determinarán la forma en que se enfrentará a los desafíos cotidianos:

  • El conocimiento de una serie de hechos, procedimientos y eventos que son parte de su entorno luego de finalizar la escuela secundaria
  • El dominio de las técnicas específicas que se necesitan para desempeñarse en muchos de los ambientes en los que deba actuar
  • La identificación, el acceso y el uso de una variedad de recursos de apoyo y de servicios que pueden ayudarlo a enfrentar los hechos de todos los días.

Ya sea que su hijo esté en una escuela privada o pública, y que reciba o no servicios de educación o adaptaciones especiales de acuerdo a la ley federal, la calidad de los servicios de transición varía ampliamente de una escuela a otra, afectando la manera en que la escuela:

  • Evalúa las aptitudes vocacionales y los intereses de su hijo
  • Identifica las necesidades de su hijo para la transición, en áreas como la educación superior, los programas de formación profesional o empleo, así como la capacidad para desenvolverse en la vida diaria
  • Ayuda a su hijo a desarrollar objetivos, planes y técnicas para la transición

En un artículo de 1996 sobre el planeamiento de la transición, el doctor Dunn3 informó que los modelos para el planeamiento de la transición para los estudiantes con DA se han quedado rezagados con respecto a los modelos para los niños con otros tipos de discapacidades. Hasta principios o mediados de la década de 1990 el planeamiento de la transición se otorgó principalmente a aquellos estudiantes con discapacidades físicas, emocionales y cognoscitivas graves. La discapacidad de aprendizaje en los jóvenes se consideraba una discapacidad “leve” que no requería de apoyo para la transición. Durante los últimos 10 a 12 años, la extensión de los servicios para la transición a los niños con problemas de aprendizaje, exigió que las escuelas adoptaran métodos nuevos, y aumentó las demandas de recursos y de personal. Por todas estas razones, es probable que usted quiera jugar un rol activo en la supervisión del proceso de transición de su hijo.

Derechos legales a partir de la escuela secundaria

Si su hijo reúne los requisitos para recibir servicios de educación especial en una escuela pública de acuerdo con la Ley de educación para individuos con discapacidades (en inglés, Individuals with Disabilities Education Act o IDEA) la ley exige que cuando los niños cumplen 14 años, su reunión anual del Plan de Educación Individualizada o PEI incluya una discusión sobre las necesidades de servicios de transición. Se deberá incluir en el PEI un detalle de esas necesidades, basado en la evaluación de la transición y en sus objetivos para el futuro. Cuando el estudiante cumple los 16 años, la IDEA exige que la reunión anual del PEI se concentre en un planeamiento más específico de los servicios de transición necesarios. Los factores que deben incluirse son: la preparación académica, la experiencia comunitaria, el desarrollo de objetivos vocacionales y para una vida independiente y si corresponde, una evaluación vocacional funcional.

A continuación se deberá dejar documentado en el PEI del estudiante los planes acordados. Si el equipo del PEI no comenzó a concentrarse en el planeamiento de la transición, es importante que usted, como padre, inicie ese proceso. Si su hijo tiene un plan 504, tiene derecho a asistencia como, por ejemplo, asientos preferenciales y tiempo extra en los exámenes, para poder acceder al programa de educación general. Sin embargo, en la sección 504 no hay disposiciones explícitas para los servicios de transición.

La protección legal cambia considerablemente una vez que su hijo se gradúa de la escuela secundaria. La IDEA no se aplica a la educación superior, y no hay nada equivalente al PEI en la universidad. Dos partes importantes de la legislación federal, la sección 504 (de la Ley de rehabilitación de 1973) y la Ley para norteamericanos con discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés) protegen los derechos de educación y empleo de las personas con discapacidades, incluyendo aquellos con “discapacidades de aprendizaje específicas”. Para tener derecho a la protección, ya sea de la sección 504 ó de la ADA, la discapacidad debe “limitar sustancialmente” el rendimiento en una “actividad fundamental de la vida”. En general, estas leyes relevantes, que son leyes contra la discriminación, permiten un acceso igualitario a la educación o al empleo.

La sección 504 hizo que fuera ilegal la discriminación contra personas con discapacidades, en actividades financiadas con subsidios o subvenciones federales, lo cual incluye todas las escuelas públicas, primarias y secundarias, al igual que prácticamente todas las instituciones de enseñanza terciaria o superior del país.

La segunda parte de la legislación federal relevante es la ley para los norteamericanos con discapacidades de 1990 (ADA). Las disposiciones de esta ley extienden los conceptos de la sección 504 a todas las actividades estatales y de los gobiernos locales, incluyendo la educación y el empleo. Según la sección 504, los estudiantes deben reunir los requisitos esenciales para la admisión a programas de educación terciaria y superior, y competir por la vacante con estudiantes no discapacitados. Sin embargo, muchas escuelas han adoptado políticas especiales de admisión con relación a los estudiantes con discapacidades que, de otro modo se considerarían aptos, incluyendo los estudiantes con discapacidades de aprendizaje. (Nota: A pesar de que las leyes federales no mencionan a la trastorno por déficit de atención con hiperactividad o por sus siglas TDAH (en inglés, Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder o por sus siglas AD/HD), hay algunos precedentes legales para que las personas con TDAH accedan a la protección contemplada por la sección 504 y la ADA [Latham,19974].)

De qué manera los padres pueden guiar y apoyar la transición

Debido a que una transición exitosa se basa en un claro entendimiento de los intereses, las virtudes y las áreas problemáticas de una persona joven, los padres juegan un rol fundamental al tratar de asegurar que la transición de un joven con problemas de aprendizaje transcurra en forma exitosa. Con la ayuda de sus padres, un hijo puede:

  • Tomar mayor conciencia de sus virtudes y necesidades de aprendizaje, y usar esas virtudes para superar o sortear las áreas de dificultad.
  • Aprender para defenderse mejor en el ambiente escolar o laboral, desarrollando un sentido claro de cómo sus virtudes contribuyen al éxito en la escuela o el trabajo, y cuáles son las adaptaciones o las tecnologías que aumentan su efectividad.
  • Explorar las aptitudes y los intereses en las carreras del “mundo real” a través del trabajo voluntario, el trabajo durante las vacaciones o el trabajo de medio tiempo.
  • Aprender a ser flexible y persistente, no permitiendo que un retroceso ocasional o una decepción los desvíe del camino establecido.

Es posible que el camino de un joven hacia una profesión no siempre sea tan directo o tranquilo como sus padres quisieran. Cuando los padres son abiertos y flexibles, el joven tiene una oportunidad valiosa para entender, probando y equivocándose, cuál es la actividad que le brindará satisfacciones personales. Por ejemplo, después de la escuela secundaria, un adulto joven puede ir a trabajar a un hospital, después de uno o dos años decidirse a obtener su diploma como técnico de emergencias médicas o enfermero profesional matriculado, y luego retomar el empleo con más responsabilidad y mejor salario. Otro, quizás empiece un programa universitario de cuatro años en ingeniería eléctrica y se dé cuenta de que no está suficientemente motivado para completar todos los cursos avanzados de ciencias y matemáticas. Mientras tanto, es posible que haya descubierto que le produce una gran satisfacción diagnosticar los problemas de los equipos de computación y repararlos, y podría inscribirse en un programa universitario o de capacitación profesional de dos años para adquirir formación laboral en esas áreas.

Más allá de la vía escogida para obtener un empleo y vivir en forma independiente, las investigaciones han identificado algunos factores asociados con el éxito en adultos con discapacidades de aprendizaje.  De acuerdo con un estudio de Paul Gerber, Rick Ginsberg y Henry Reiff,5 el control es la clave del éxito para los adultos con discapacidades de aprendizaje. “Control”, en el contexto de esta investigación, significa que una persona tome decisiones a conciencia para hacerse cargo de su vida, y adaptarse en la medida de lo necesario para poder avanzar. Los investigadores descubrieron que este control se encuadra en dos categorías fundamentales:

  • Decisiones internas. Una persona debe querer tener éxito, debe establecer objetivos alcanzables y debe enfrentar sus dificultades de aprendizaje, para poder tomar las medidas adecuadas que le permitan aumentar la probabilidad de éxito.
  • Manifestaciones externas (adaptabilidad). Adultos exitosos con discapacidades de aprendizaje, comprometidos con ciertas prácticas que ayudan a fomentar el control y el éxito, como por ejemplo: la persistencia, encontrar un trabajo que “se ajuste” a su capacidad y habilidades, usar estrategias para mejorar el rendimiento, y rodearse de personas que los apoyen y los ayuden.

Claramente los padres juegan un rol al alentar y apoyar el desarrollo de estas actitudes y estrategias en sus hijos durante la niñez y la adolescencia.

¿Qué pasa con la lavandería, el pago de facturas y el dolor de muelas?

Para estar en la universidad o mantener un trabajo, un adulto joven debe dominar ciertas técnicas prácticas para la vida diaria, tales como cumplir horarios, pagar las facturas e ir al doctor o al dentista cuando sea necesario. Según Arlyn Roffman, un experto en técnicas para la vida diaria de jóvenes con dificultades de aprendizaje, en este tipo de personas es frecuente la falta de estas habilidades o técnicas.  “Con el transcurso del tiempo, el estudio longitudinal nacional (en transición) 6 nos dió mucha información que sustenta efectivamente la necesidad de enseñar técnicas para la vida diaria”, explicó.

En el estudio se observaron adultos que dejaron la escuela secundaria 3 a 5 años antes, en relación a tres factores:

  • el compromiso con el trabajo o la escuela
  • vivir solo, sin los padres
  • el compromiso social y comunitario

Sólo el 27% de los adultos con discapacidades de aprendizaje era independiente en las tres áreas. Aproximadamente el 50% era independiente en dos de las tres áreas. El Dr. Roffman resaltó que esto representa un retraso significativo frente a los adultos sin discapacidades de aprendizaje. “¿Y qué pasa con el 50% restante?” preguntó, haciendo notar una frecuente preocupación.

A pesar de que las personas jóvenes con dificultades de aprendizaje enfrentan algunos desafíos particulares al hacer la transición a la adultez, cierto planeamiento anticipado, cierta flexibilidad y perseverancia por parte de los padres puede dar lugar a una mayor orientación y un apoyo importante.  En los próximos meses, exploraremos en profundidad varios aspectos específicos sobre la transición y ofreceremos estrategias y recursos para que ustedes puedan ayudar a su hijo.

Referencias en inglés

  1. Henderson, C. (2001) College Freshmen with Disabilities, 2001: A Biennial Statistical Profile. Washington, DC: American Council on Education.
  2. Patton, J. & Dunn, C. (1998) Transition from School to Young Adulthood: Basic Concepts and Recommended Practices. Austin, TX: PRO-ED, Inc.
  3. Dunn, C. (1996) “Status Report on Transition Planning,” Transition and Students with Learning Disabilities: Facilitating the Movement from School to Adult Life, Patton, J. & Blalock, G., Eds. Austin, TX: PRO-ED, Inc.
  4. Latham, P. (1997) “ADD and test accommodations under the ADA,” Attention!, 4: 41-43, 46.
  5. Gerber, P., Ginsberg, R., & Reiff, H. (1992) “Identifying Alterable Patterns in Employment Success for Highly Successful Adults with Learning Disabilities,” Journal of Learning Disabilities 25(8): 475-487.
  6. National Longitudinal Transition Study-2